De niña mi abuela me enseño a buscar siempre de Jesus, adorar imágenes, recitar oraciones a la virgen Maria y prenderle velas a los santos en la iglesia. Las raíces de esa cultura y religion había crecido profundamente en mi. Duerante mis años preadolescentes, mi mamá me llevo a varias iglesias evangélicas, no santos, no imágenes no oraciones a la virgen. Las iglesias evangélicas me parecían muy extrañas. Para mi, lo “normal” ya estaba sembrado.
Siempre me llamo la atención el zodiaco, las cartas y los trabajos de “magia”. Fueron precisamente ese tipo de personas con las que me tope varias veces en el camino y por eso para mi, ese tipo de cosas eran comunes. La primera vez que vi un altar de santos me sentí inmediatamente conectada con aquellos años de niñez junto a mi abuela, la cual siempre extraño. Mi conexión no tenía nada que ver con el altar, ya que nunca crecí con uno en casa, mas bien eran las imágenes de aquellos personajes bíblicos y de la iglesia lo que me remontaron al pasado y me dieron cierto sentimiento de seguridad.
Para mi la Santeria era algo completamente normal, tenía que venir de Dios por que lo que yo estaba adorando eran ángeles mencionados en la Biblia y personajes declarados santos por la iglesia. Ofrecer rituales y ofrendas a ellos, usarlos como instrumento para hacer trabajos de brujería, entrar en la ideología de que tienes que cuidarte de la gente por que solo están ahí para hacerte daño y sobre todo querer conseguir lo que se anhela por medio de la brujería es lo que involucraba en mi diario vivir. Este es el peligro de no conocer las escrituras y de confiar mas en doctrinas religiosas que en la palabra de Dios. Éste fue mi peligro, el que me llevó a ver lo que tanto ofende a mi padre celestial como algo bueno, por que así crecí viéndolo en la iglesia.
Pasaron los años, y por primera vez tuve mi propio altar de santería. Mi madre oraba todos los días por mi y me decia constantemente “hija, solo hay un camino para llegar al padre y es Jesus”. Yo no entendia sus palabras, como que un solo camino? Y los santos que?

Se supone que si estas en la magia blanca todo tiene que salir bien por que es magia blanca, o sea proviene de lo bueno. Pues ese no fue precisamente mi caso, entre miles de dólares gastados, una actitud rebelde, mucho alcohol, rumba y una vida completamente desordenada, lo que yo menos veía era blanco. Entre más me adentraba en la santería, mas problemas venían a mi vida y menos lograba lo que quería. Mi alma estaba siendo batallada entre las oraciones de mi madre y la insistencia por parte de mi “madrina” en la brujería de ofrecerme a un santo.
Jesus abogó por mi, fue mi justo juez y en vez de condenarme me libero. Era una noche de Octubre, el padre de mi hija la cual tenía en aquella época 6 meses de nacida se encotraba tirado en la autopista en el medio de la noche. Una autopista de 4 carriles donde la velocidad minima es 65 millas por hora. Y ahí nos encontrábamos el y yo, en el asfalto del primer carril. En ese momento, no fueron los santos, no fueron los resguardos, ni las brujerías los que evitaron que no pasara ni un solo carro por mas de 30 minutos. Fue el Dios viviente! El Dios de Israel, quien envió sus ángeles a cuidar de nostros.
Empece a investigar los origines de la santería y descubrí que cada santo no era mas que una imagen donde se ocultaban demonios. Le pedi a Dios que me diera una respuesta, que me mostrara por que debía solo adorarle a él. Aun recuerdo esa voz firme que me dijo “Toma ese iPad con el que tanto pierdes el tiempo y baja una Biblia”. Me tope con Deuteronomios 6:13-19 y comprobé que en efecto nada, absolutamente nada, era blanco en mi vida.
Mi gran amiga y jefe en ese momento, me invito a su iglesia, me dio un link para que escuchara al pastor por internet. Sus palabras “quieres ser sanado?” retumbaron tan duro en mi cabeza y transpasaron tan profundo mi corazón que en llanto dije “si”, “quiero ser sanada”. Tenía tanto temor de que los santos me castigaran por botarlos, que los guarde en bolsas de basura y los metí en un closet. Le había prometido a la enfermera que cuidaba del papá de mi hija en el hospital que si salía del alto riezgo y su cerebro se desinflamaba iba ir a la iglesia el Domingo. Efectivamente, él mejoro y a mi me toco cumplir. Por primera vez en mucho tiempo senti amor por parte de personas extrañas, me recibieron con un caluroso abrazo, no recuerdo de que hablo el pastor pero lo que si recuerdo es pedirle a Jesús al finanl del servicio que por favor entrara en mi corazón como cuando era niña, que me hiciera nueva. En ese momento vi una luz que jamás había visto, entro justo en mi pecho mientras el grupo de alabanza cantaba esta canción final: “Llamé, tú respondiste, y viniste a mi rescate y yo, quiero estar donde tu estas”.
Salí de esa pequeña iglesia, sin temor alguno, sin ganas de volver a hacer brujería, ni de jamaz volver arrodillarme ante un santo. Salí siendo una nueva criatura. Llegué a mi casa y tiré todos los santos en la basura donde debían estar. Ahora yo pertenecía a Cristo Jesús. Han pasado 10 años y todavía disfruto de Jesús como cuando era una niña.
Padre, Te doy gracias por la persona que tomó el tiempo de leer este mensaje. Te pido que le des claridad en su vida, te pido le ayudes a liberase de cualquier cosa que tenga como ídolo y le esté impidiendo disfrutar de tu amor y tu presencia. En en el nombre de tu hijo Yeshua. Amen!

Así es el encuentro con Jesús, El es el único que sana de verdad, cambia los corazones, transforma la vida de las personas, te da paz y amor verdadero, que solo el sabe dar, y lo mejor no te obliga, no te pide nada a cambio. Solo abrir tu corazón a su amor y dárselos a los demás. Además no le importa tu pasado por muy oscuro que esta haya sido, solo pide un corazón sincero y verdadero arrepentimiento. Dios te bendiga hoy y siempre y tienes UNA HERRAMIENTA MUY FUERTE, tU CÓMO TESTIMONIO.
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